¿Por qué crucificaron a Jesús?

Déjate emocionar por estas líneas…

A nadie le gusta alguien que esté alerta y consciente, Por eso crucificaron a Jesús y a tantos otros como él.

Estás viviendo en una especie de inconsciencia, Jesús lo llama sueño y él viene a despertarte de ese sueño, y Jesús te pide que te hagas más consciente. Si una persona cualquiera o tu estas despierto, te será difícil porque todos los demás están profundamente dormidos a tu alrededor. Si tú empiezas a despertar, te surgirán dificultades, porque a los que están dormidos no les gustará. Es una molestia para ellos. Están teniendo dulces sueños y tú de pronto te despiertas. Estás creando una especie de molestia. Y no solo eso una vez que tú te has despertado, empiezas a zarandear a los demás para que despierten también, porque sientes que: «Esta pobre gente se está perdiendo la verdadera alegría de la vida». El sol está saliendo, las flores bailando con la brisa, los pájaros cantando y tú te despiertas y empiezas a sacudir a todos los que te rodean en particular a los que amas, por los que sientes algo, que te importan. Te gustaría compartir con ellos esta alegría, esta mañana que está por todo alrededor.

 

Osho

Pero están durmiendo profundamente, dormitando, roncando, sin darse cuenta de lo que está pasando a su alrededor, están soñando. Tal vez alguien esté soñando que gana mucho dinero o que ha llegado al puesto más alto una promoción más, o está luchando para ganar las elecciones presidenciales. ¿Y vas tú y los despiertas? se enfadarán mucho y es natural, porque no conocen otra realidad que la de los sueños. Sus sueños son su realidad y las cosas estaban marchando bien, y aquí llegas tú y ¡lo estropeas todo! No le vas a gustar a nadie. A nadie le gusta alguien que esté alerta y consciente. Por eso crucificaron a Jesús, aunque de todas formas iban a hacerlo. No hay que culpar a los judíos; era un hombre tan rebelde que él es el único responsable de haber sido crucificado, no los judíos. Cualquiera lo hubiera hecho. En cualquier otro lugar que hubiera estado lo habrían crucificado.

Nadie está preparado para aceptar tanta consciencia. Tanta consciencia molesta, hiere. Un hombre con consciencia hace que te sientas culpable, porque comparado con él, tú solo eres una noche oscura. Lo odias, porque sin él todo iba bien; no había con quien comparar. Creías que estabas lleno de vida y aquí llega este hombre. En su presencia tú quedas reducido a ser solo una noche oscura y nada más. En su presencia eres un mendigo. Aquí llega el emperador, el hijo de Dios. En su presencia tú eres feo. Por lógica natural, Él hace que te sientas feo. Cuando él no estaba, nunca habías pensado en tu fealdad. Ahora se va a convertir en una obsesión, te va a crear problemas. Vas a tener que buscar su belleza. Vas a tener que interesarte por muchas cosas. «Esto es innecesario.» Parece innecesario. «Mejor destruir a este hombre, destruir este criterio.» Una vez que el criterio haya desaparecido, nadie puede demostrar que estás vacío, impotente, que eres un mendigo;
nadie puede evidenciar que eres feo, que te falta algo. Destrúyelo y vuelve a quedarte dormido! Eso es lo que hicieron los judíos.

Pero me gustaría decirte una vez más, que eso habría sucedido así en cualquier otro lugar. Jesús era demasiado. Sí, te lo digo, incluso en India habrían crucificado a Jesús. Puede que te plantees una pregunta: Buda no fue crucificado, Mahavira tampoco, ¿por qué Jesús entonces? Sí, te lo digo, de cualquier forma Jesús habría sido crucificado, porque trae un nuevo mensaje. Buda permanece en silencio; su mensaje solo es para quienes se acercan a él, para los buscadores. No se acerca a  las masas, no es activo. Su rebelión consiste en su presencia. Jesús se acerca a las masas, ¡es muy activo!

La rebelión de Buda es inactiva, pasiva; la de Jesús es muy activa, y aquí está el problema. Mahavira era también muy pasivo, al igual que Lao Tse. Son personas que están en absoluta paz, en silencio, felices consigo mismos. Si alguien llega y quiere participar de su ser, está bien; si no se acerca nadie, no los van a invitar. Jesús te ARRASTRA hacia la consciencia, te golpea fuerte. Viene en tu búsqueda tanto si ya estás preparado como si no. Con Jesús es justo lo contrario te persigue, te busca. Dice que es como un pastor que cuando regresa a casa por la noche cuenta sus ovejas y descubre que le falta una; deja las noventa y nueve allí en la oscuridad de la noche, en peligro, y con una lámpara va en busca de la que se ha perdido en el bosque, gritando, llamando y buscando en la oscuridad. Sí, Jesús es así. Es un rebelde revolucionario.
Buda es el silencio, el silencio es su mensaje. Aquellos que lo entiendan, bien; quienes no lo comprendan, no deben preocuparse, pueden ignorarlo. Él deja que la gente lo ignore.

Jesús no permite que la gente lo ignore. Él grita, mete a la gente los dedos en los ojos. Tiene una gran compasión. Es un cirujano. Buda puede darte un poco de alguna medicina, pero Jesús es un cirujano, él opera; y, desde luego, la operación produce dolor. Los judíos no son los responsables, deben ser perdonados. Cuando llega un hombre como Jesús, es el Innovador. Empieza a hablar de extrañas cosas que existen fuera de los domos. Habla de aire fresco y árboles verdes, de pájaros y sus canciones, del sol y las nubes habla sobre mil y una cosas.

Siempre has vivido en un domo de plástico; nunca has estado fuera de él. Nunca has estado fuera de la iglesia, del templo; nunca has estado fuera de las trampas de los sacerdotes y de los políticos. Y aquí llega él y empieza a decir cosas muy salvajes, cosas que atraen, que son muy sugerentes, magnéticas, ¡que provocan y desafían! Pero no has escuchado cosas así desde hace años. Te indignas. Te irritas porque este hombre piensa que ¡todos sois idiotas! Por eso la gente le pregunta una y otra vez a Jesús: «¿Crees que eres mucho más sabio que nuestro padre Abraham? ¿Crees que sabes más que nuestros antiguos profetas? ¿Crees que eres el primero en aportar la verdad?». La gente piensa que siempre ha estado en posesión de la verdad, esta es su impresión. Pero no poseen nada. Por eso cuando aparece un hombre con la verdad, llega la revolución al mundo, la innovación. La gente aplasta a un hombre semejante.


Tenemos que crear un mundo donde los innovadores sean aceptados con mayor facilidad, donde no solo sean aceptados sino bienvenidos, porque son ellos quienes te ayudan a elevarte más en la consciencia. Son los peldaños que conducen hacia Dios.

Una explicación magistral de Osho.