Hay que acabar con el mito del título universitario como fuente del saber y del poder

Mbuyi Kbunda

Hay que acabar con el mito del título universitario como fuente del saber y del poder

Durante el desarrollo del 10 aniversario de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, se realizaron numerosas actividades que contaron con la presencia de más de un centenar de escritores, escritoras, pensadores y pensadoras de todo el mundo, en donde tuvimos la oportunidad de conversar con varios de estos hombres y mujeres que dedican su vida al pensamiento y la acción para transformar la sociedad, planteándoles la posibilidad de realizar una entrevista que consta de once preguntas -las mismas para todos-, enmarcadas en el trabajo intelectual para este nuevo tiempo, esperando, por supuesto, sus propias, posturas, perspectivas y reflexiones.

Mbuyi Kbunda

Entre nuestros entrevistados contamos con Mbuyi Kabunda, nacido en la República Democrática del Congo, especialista en relaciones internacionales por la Universidad Complutense de Madrid, quien se ha desempeñado como profesor en distintas universidades de Europa, director de diversas publicaciones sobre África y América Latina, además de un compromiso permanente con debates sobre etnicidad, conflictos, cooperación Sur-Sur y sobre todo exponer al mundo la realidad que ha sometido el sistema capitalista a los pueblos del África, entre sus publicaciones: África y la cooperación con el Sur desde el Sur, La Catarata, Marid, 2011; África Subsahariana. Perspectivas sobre el subcontinente en un Mundo Global, UPV, 2009; Mitos y realidades de África Subsahariana, La Catarata, Madrid 2009; Etnias, Estado y poder en África, Gobierno Vasco, 2005.

Una de las intervenciones de nuestro invitado africano se realizó en el teatro Teresa Carreño, a propósito de una serie de ponencias denominada Crisis del capitalismo y los desafíos de la clase obrera, espacio en el que el profesor Kabunda aprovechó para informarnos sobre los procesos de independencia que desde hace medio siglo transitan varios países africanos, además de la necesidad de la ruptura con la lógica de occidente que ha hecho estragos con gran parte de las naciones del África, en donde relucieron cifras críticas, como el hecho de que el PIB subsahariano sea el mismo que Bélgica, que apenas cuenta con diez millones de habitantes, o una de sus insistentes afirmaciones: “el capitalismo occidental ha sido más despiadado con África”, a continuación las reflexiones de nuestro invitado.

¿Cuál es el papel del intelectual en este momento histórico que vive la humanidad? ¿Cuál es el intelectual necesario, es decir, qué es un intelectual y para qué sirve en el siglo XXI?

Ser intelectual en este momento que vive la humanidad es formar parte de la masa crítica (o generarla) o ser el oído, la voz y los ojos del pueblo o de los oprimidos y excluidos del modelo vigente. Debe ser capaz de elaborar y proponer alternativas políticas y económicas “locales” y “globales” a la mundialización neoliberal, alternativas basadas en la justicia social y la democratización de las instituciones internacionales. El papel del intelectual debe consistir en denunciar constantemente el desarrollo desigual o las desigualdades sociales (la concentración de la riqueza en pocas manos y la profundización de la inequidad) e insistir en el desarrollo humano. No puede permanecer indiferente mientras que la mayoría de la humanidad sigue víctima de la desigualdad, la injusticia y la discriminación, resultadas de la ofensiva neoliberal. Por lo tanto, debe ser una voz imprescindible por los tiempos que corren participando en la formación e información de los pueblos y ofreciendo argumentos sólidos y frescos contra las injusticias y las desigualdades que debe combatir de manera frontal.

En el contexto de la Revolución Bolivariana ¿Qué aportes ha dado Venezuela para repensar el nuevo orden social?

Venezuela ha dado un importante paso en el momento post Guerra Fría, en el que se había cantado “el fin de la Historia” o el fracaso del socialismo (fukuyamismo), no en el sentido de Hegel, para apostar claramente para el “socialismo del siglo XXI”. La izquierda, “derrotada”, se ha refugiado en muchos países en la “social-democracia de mercado”. Hoy surgen nuevos impulsos con los partidos Syriza en Grecia o Podemos en España, convertidos en la vanguardia de la izquierda radical europea y propulsores de un nuevo compromiso social cercano a las tesis del socialismo del siglo XXI. Además, junto a otros gobiernos latinoamericanos progresistas, Venezuela impidió en la cumbre del Mar del Plata (2005) el proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), instrumento del imperialismo estadounidense, junto a las estrategias de dar a los países del Sur la posibilidad de definir y adoptar sus propias vías de desarrollo y el fomento de las iniciativas Sur-Sur, ilustradas por Tele Sur, el Banco del Sur, etc.; es decir, estrategias destinadas a reducir la dependencia de las estructuras políticas y económicas dominadas por el Norte, y a dar prioridad a los mercados locales y regionales, y a los intereses del pueblo, además de la apuesta por un mundo multipolar en contra del unilateralismo. Es una pena en el Norte, que el fin de la Guerra Fría haya conducido al fin de los debates de fondo entre derecha e izquierda, entre liberales y socialistas, entre Estado y mercado.

Luis Britto García, intelectual venezolano, citado por Julio Cortázar, a propósito del quehacer del intelectual en América Latina, llevaría a la reflexión: “servirse de los medios de comunicación de masas aún en los países en los cuáles no hay perspectivas revolucionarias inmediatas. Posiciones muy respetables han afirmado el derecho del creador a desligar su obra de toda militancia en favor del contenido estético. Pensamos, por el contrario, que la urgencia de la hora impone al intelectual una triple militancia: la de la participación en las organizaciones políticas progresistas; la de la inclusión del compromiso en el contexto de su obra, y la tercera militancia y batallar por la inserción de su obra, en el ámbito real de los medios masivos de comunicación, anticipándose así a la revolución política, que concluirá por ponerlos íntegramente al servicio del pueblo. Porque mientras la política no asegure la liberación cultural de Nuestra América, la cultura deberá abrir el camino para la liberación política” ¿Qué piensas de este planteamiento trayéndolo a la actualidad?

Como queda subrayado en la primera pregunta, y tal y como aparece claramente en esta afirmación de Luis Britto, los intelectuales deben apoderarse de los medios masivos de comunicación para dar a conocer la voluntad del pueblo y de los excluidos, y salir de los guetos para asumir sus responsabilidades o compromisos de edificar un mundo mejor. Diría más: en un mundo caracterizado por la asimetría y los desequilibrios mediáticos, los intelectuales deben ocupar todos los espacios posibles de protestas que deben expresar en sus obras desde los tradicionales medios de comunicación o las luchas sobre el terreno (dibujos animados, teatros públicos o callejeros, foros, cine, debates públicos, reivindicaciones ecologistas y sindicalistas…) hasta las nuevas tecnologías de información y comunicación –TIC- (internet, páginas electrónicas o web, etc.), transformando sus palabras en acciones y actuaciones. Partiendo de la evidencia según la cual no puede haber la consciencia política sin la previa consciencia histórica, los intelectuales progresistas han de recordar constantemente al pueblo las conquistas históricas que han precedido y servido a los grandes cambios actuales, y abogar por las causas olvidadas. Deben estar en el centro de la higiene pública y mental.

¿Cuál es el papel de los movimientos sociales en la coyuntura actual?

Los movimientos sociales ante la inédita ofensiva neoliberal actual deben convertirse en abogados de los pueblos del Sur y en grupos de presión en el Norte para conseguir la democratización política y económica del sistema internacional, basado en las injusticias internacionales institucionalizadas. Los movimientos sociales deben participar a la producción de discursos y campañas a favor de “otra mundialización” y de doble liberación: liberación de los poderes neocoloniales y neoliberales nacionales, y liberación de sus países de las relaciones internacionales basadas en las desigualdades. Es decir, la renovación de los modos de organización de acción y actuación colectiva. Han de ir a contracorriente de las recetas asesinas de las instituciones gemelas de Bretton Woods, ahora trillizas (BM, FMI y OMC), por ser responsables de la violencia estructural y simbólica en los países del Sur. Se debe dar prioridad a la dimensión humana, social y ecológica en el desarrollo (desarrollo humano y socialmente centrado y respetuoso de los recursos naturales), y no a los equilibrios financieros y monetarios (economicismo), haciendo prevalecer las consideraciones éticas. O lo que es lo mismo poner el desarrollo económico al servicio del desarrollo social (sociocentrismo), y no al revés.

¿Qué llamado le harías a la “intelectualidad” que no está de acuerdo con el encuentro de los pensadores anticapitalistas?

Está totalmente equivocada, pues no puede permanecer indiferente (lo que equivaldría a la complicidad) ante un modelo que crea la pobreza y responsabiliza a los pobres de su pobreza o que lucha contra los pobres en lugar de luchar contra la pobreza, pues confunde los síntomas o los efectos y las causas del subdesarrollo. Ya va siendo hora de adoptar una actitud anticolonialista, antimperialista, anticapitalista, antineocolonialista, antineoliberal y socialista, a favor de las luchas de los pueblos a escala mundial o de las fuerzas progresistas mundiales contra el fukuyamismo y el fondo monetarismo. No es normal, por ejemplo, que siendo África el continente más pobre sea a la vez un neto exportador de capitales, consecuencia de las políticas desastrosas de ajuste estructural o de las medidas inhumanas de las décadas de los 80 y 90 y las posteriores reformas neoliberales (injusticias internacionales institucionalizadas), que antes que instrumentos de desarrollo son destinados al rembolso o pago de los intereses de la deuda externa de los países africanos. La intelectualidad debe dedicarse a la lucha por “un mundo más justo y más solidario”, ideales por los que lucharon (o siguen luchando) en Latinoamérica Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y Nicolás Maduro…, y en África Patricio Lumumba, Kwame Nkrumah, Amical Cabral, Thomas Sankara…, y que conocieron todo un destino trágico a manos del imperialismo, muy agresivo en el continente africano.

¿Se puede ser un intelectual más allá de las academias, de los títulos universitarios?

Un intelectual no es el que detiene títulos universitarios, sino una visión crítica permanente ante todas las formas de injusticias y exclusiones, y de propuestas alternativas, sin perder de vista que trabajar sobre los aspectos del desarrollo es inseparable de compromisos políticos. Un verdadero intelectual no debe aliarse con las dictaduras neoliberales establecidas o autoritarismos electorales, sino ha de luchar contra las injusticias locales, nacionales e internacionales institucionalizadas. El verdadero intelectual es el que tiene raíces populares al servicio de los grupos sociales más vulnerables, luchando contra los poderes locales aliados con el sistema y las multinacionales a su servicio. Es decir, una actitud rebelde permanente, y de denuncia, contra las fuerzas de opresión internas y externas, ultraderechistas, y a favor de la solidaridad internacionalista. Hay que acabar con el mito del título universitario como fuente del saber y del poder.

¿Cuál es el papel de la juventud en la producción de conocimiento?

Los jóvenes deben apoderarse de los conocimientos ya producidos y producir otros nuevos. Aprovechar de su creatividad y fecundidad para producir nuevos conocimientos. Han de alejarse de las lógicas cortoplacistas del capitalismo y apoyar en todo momento la supremacía de lo humano (homocentrismo) sobre lo material en la producción de conocimientos, o la adopción de una actitud a contracorriente del vigente modelo neoliberal poco propenso a la verdadera mundialización, la de los derechos humanos (y basado en las relaciones de fuerza y la ley del beneficio), insistiendo en la “igualdad en la diversidad”. Es decir, la apuesta por una globalización solidaria contra el capitalismo que ha dado lugar al neoliberalismo deshumanizante, responsable del desempleo estructural que afecta negativamente a los jóvenes tanto en el Sur como en el Norte. La juventud debe apostar por una economía plural (social y solidaria) y no exclusivamente capitalista, destinada a la reconstrucción de Estados sociales.

¿Qué retos y desafíos tiene la intelectualidad ante la debacle capitalista y la reacción imperial ante el viraje del timón mundial hacia la visión multipolar?

La intelectualidad debe proponer alternativas al modelo capitalista y aprovechar su debilidad y debacles actuales para ayudarle a desaparecer completamente, pues por razones arriba mencionadas este modelo no tiene futuro. La intelectualidad debe apostar por la multipolaridad, o la democratización de las relaciones económicas y políticas internacionales en el sentido de la justicia y de la equidad, y jamás por cualquier forma de unipolarismo o bipolaridad o de un mundo jerarquizado. Éste se ve claramente a través de los pasaportes y visados: de primera categoría (Estados Unidos y UE que imponen sus prácticas sociales, ayer a través de la colonización y hoy la economía de mercado, y cuyos ciudadanos pueden viajar libremente en todo el mundo), de segunda categoría (países emergentes que se convierten cada vez más en el nuevo centro del mundo en estos albores del siglo XXI, con ciertas limitaciones en los viajes de sus ciudadanos, según los casos) y de tercera categoría (la mayoría de los países africanos, latinoamericanos y asiáticos, o los “condenados de la tierra” para parafrasear a Frantz Fanon, y cuyos ciudadanos no pueden viajar libremente por las pegas de toda índole, y constantemente sospechados de terrorismo o de “emigración ilegal”). Es decir, un mundo sospechado de todos los peligros: demográficos, migratorios, terroristas, medioambientales y de las enfermedades.

Históricamente, el marxismo ha definido que existe un sujeto histórico de transformación social que es el obrero, se puede ver, que desde la ortodoxia se asume que siempre será así ¿crees que ese sujeto se amplía, recordando el planteamiento del comandante Chávez: que el sujeto histórico de transformación es el Pueblo organizado, movilizado y consciente?

Efectivamente, del sujeto histórico de transformación social marxista que es el obrero, se debe de dar paso a un nuevo sujeto del socialismo del siglo XXI, que es el pueblo, pues como se suele decir: “el pueblo unido nunca será vencido”. Insistiendo y contando con los pueblos se convierte el Sur no en la periferia, sino en el centro del mundo: la acumulación de los capitales por los pueblos del Sur, que deben definir ellos mismos los objetivos del crecimiento y la concreción de la política socioeconómica para conseguirlo. La realización del proyecto de sociedad basado en la plena justicia social, la reforma del Estado y la lucha contra la burocracia. Es decir, sin discriminación ni explotación. El desarrollo y la democracia, que se nutren mutuamente, no son productos de importación o exportación, sino resultados de los esfuerzos globales de la sociedad y de sus propios cambios, y que deben responder a las especificidades propias a cada sociedad (diversidad de culturas y de modelos de sociedad). Es preciso liberar estos conceptos del etnocentrismo o eurocentrismo.

¿Cuál es el papel de la mujer en la actualidad, en el marco de la lucha de clases?

Las mujeres son las principales protagonistas de la lucha de clase que deben liderar, pues han de luchar contra el patriarcalismo que va de la mano con el capitalismo y que son las dos caras de una misma moneda, la machocracia y el racismo. Es preciso proceder a la despatriarcalización del Estado y de la sociedad. Debe liderar el feminismo de lucha contra el neoliberalismo, responsable de importantes retrocesos en los aspectos de desarrollo humano en las conquistas en los países del Sur. No se trata de caer en el hembrismo, que distrae del verdadero enemigo que es el sistema, y no los varones, siguiendo en ello las feministas africanas que luchan a la vez contra la discriminación de raza, de clase y género o la lucha total. Las mujeres, y las fuerzas progresistas, deben apostar por la igualdad de género. En pocas palabras, se debe acordar una atención particular a las mujeres en las políticas de desarrollo por ocuparse de las actividades de producción y reproducción de la vida. Se les debe proporcionar una gran libertad e independencia favoreciendo su participación en la vida pública. Es la única manera de favorecer la democratización del desarrollo y de la propia vida política, pues representan más de la mitad de la población mundial. Son los países los que han favorecido la emancipación de la mujer, su educación o escolarización los que han conseguido importantes resultados en la transición demográfica y en los aspectos de desarrollo humano.

A modo de conclusión y consideración final, si tuvieses la oportunidad de hablar con cada persona del mundo ¿Qué mensaje le darías?

Es hora de dar la última estocada o el golpe de gracia al imperialismo, aprovechando su agonía, para crear un nuevo mundo basado en la globalización de los derechos humanos y de la justicia, en sustitución de la actual excluyente deshumanizante, excluyente y desigual con muchos perdedores y muy poco ganadores. Hay que soñar: “otra globalización”, “otra cooperación” …, destinada a concebir otro modelo de democracia (no sólo participativa, sino también reivindicativa, basada en una ciudadanía activa) y otro modelo de desarrollo, humanamente centrado y con rostro social. Sencillamente adoptar el modelo bolivariano de Evo Morales del socialismo comunitario y del “vivir bien y vivir mejor”, que se debe instaurar en África. No existe un modelo universal de desarrollo con la subsiguiente universalización y uniformización de comportamientos (la globalización basada en el liberalismo económico y en el modelo liberal democrático, defendidos por el Consenso de Washington o la política macroeconómica neoliberal), sino en la síntesis de valores propios y los adquiridos. En pocas palabras, se trata de apostar claramente por el decrecimiento y la satisfacción de las necesidades básicas o esenciales a partir de la movilización de los propios recursos del país.

¡Pues sí! Ningún título universitario elimina la estupidez ni el ego.

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Sw. Veet Agustin

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Pasajeros del sur

no había esta moda verde en mis tiempos

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No había esta moda verde en mis tiempos

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En la fila del supermercado, el cajero le dice a una señora mayor que debería traer su propia bolsa, ya que las bolsas de plástico no son buenas para el medio ambiente.
La señora pide disculpas y explica: «Es que no había esta moda verde en mis tiempos.»
El empleado le contestó: «Ese es ahora nuestro problema. Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente.»
Tiene razón, le dice la señora: nuestra generación no tenía esa moda verde en esos tiempos:
– En aquel entonces, las botellas de leche, de refrescos y las de cerveza se devolvían, en la tienda y las enviaba de nuevo al fabricante para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.
– Subíamos las escaleras, porque no había escaleras eléctricas en cada comercio ni oficina, así se conservaba energía eléctrica.
– Íbamos caminando a los negocios en lugar de ir en coches de 300 caballos de fuerza cada vez que necesitábamos recorrer 1 milla.
– Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no había desechables.
– Secábamos la ropa en la soga, no en secadoras que funcionan con energía eléctrica. La energía solar y la eólica secaban verdaderamente nuestra ropa.
– Entonces teníamos una televisión o radio, en casa, no un televisor en cada habitación.
– En la cocina, molíamos en mortero y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hiciesen por nosotros.
– Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos viejos arrugados para protegerlo, no plástico de burbujas.
– En esos tiempos no usábamos podadora eléctrica para cortar el césped; usábamos una podadora que funcionaba a músculo.
– Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre caminadoras mecánicas que funcionan con electricidad.
– Bebíamos directamente de la llave o en vaso de cristal cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas de plástico cada vez que teníamos que tomar agua.
– Cambiábamos las navajas de afeitar en vez de tirar a la basura todo el rastrillo sólo porque la hoja perdió su filo.
– En aquellos tiempos, los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o caminando, en lugar de usar a su mamá o papá como taxista.
– Teníamos un enchufe en cada habitación, no varios multicontactos para alimentar una docena de artefactos.
-Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más cercana.
– Usábamos teléfonos fijos y sólo había uno cada diez casas, hoy Uds. tienen 10 por cada casa, y cuando los desechan las baterías contaminan la tierra y miles de litros de agua.
– Así que me parece lógico que la actual generación se queje continuamente de lo IRRESPONSABLES que éramos los ahora viejos por no tener esta maravillosa moda verde en nuestros tiempos.
No dejes de enviarle esto a otra persona “mayor” que esté harto de recibir lecciones de ecología de cualquier «chiquilín inexperto» de esta nueva generación…

Moda verde

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Sw. Veet Agustin

La parábola del bote vacío

La parábola del bote vacío

La parábola del bote vacío

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

La parábola del bote vacío
Un monje decidió meditar solo, lejos de su monasterio.
Tomó su bote hasta el centro del lago, lo amarró allí, cerró los ojos y empezó a meditar.
Después de unas horas de silencio, sintió el repentino golpe de otro bote chocando con el suyo.
Con los ojos aún cerrados sintió que su ira aumentaba.
Estaba listo para gritarle al barquero que tan descuidadamente había perturbado su meditación,
Pero, cuando abrió los ojos, se sorprendió al descubrir que se trataba de un bote vacío el que había golpeado al suyo.
Probablemente se había desatado y flotaba hacia el centro del lago.
En ese momento, el monje tuvo una gran revelación.
Comprendió que el enojo estaba dentro de él; solo necesitaba el golpe de un objeto externo para sacarlo fuera de él.
A partir de entonces, cada vez que encontraba a alguien que lo irritaba, se recordaba a sí mismo, que la otra persona no era más que un bote vacío: La ira estaba dentro de él.

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El Sendero del Chamán

¡La luz de la agricultura!

Masanobu-Fukuoka

¡La luz de la agricultura!

Masanobu-Fukuoka
Masanobu Fukuoka

La luz de un sabio japonés, que ante una iluminación súbita a la edad de 25 años despertó del sueño de un laboratorio anodino en el que investigaba patologías y se dio de bruces con el asombro de la vida.
“Las hojas bailaban verdes, centelleantes. Sentí que esto era el verdadero paraíso sobre la tierra. Todo lo que me había poseído, todas las agonías, desaparecieron como sueños e ilusiones y algo que se podría denominar la verdadera naturaleza se reveló ante mí.”

Masanobu Fukuoka

Dejó la ciudad, su puesto en la Universidad, desafiando la corriente de su cultura que iba hacia el mismo abismo de quien la venció a golpe de Hiroshima y regresó a los orígenes, a la granja familiar. A cultivar arroz y mandarinos, pero sobre todo a cultivarse a sí mismo, pues en la contemplación de una brizna de hierba, de una espiga de arroz que salía airosa, fuerte y lozana del desorden de un campo abandonado, comprendió el orden implícito que hay en la sagrada naturaleza y la fuerza que tiene la vida para emerger una y otra vez como un canto de renacimiento.

Comprendió el mal de forzar a la naturaleza y entendió el porqué del abandono de los campos por los campesinos ante una plaga silenciosa que acabó con la primavera. La química avanzaba entre su gente, la agricultura industrializada impuesta por los vencedores con un eufemismo terrible de Revolución verde había acabado, en solo unas décadas, con la fertilidad de la tierra en medio planeta. Los pesticidas y abonos químicos desalojaban a un campesino que se alejaba de los ciclos naturales y que sería sustituido, paulatinamente, por la máquina, y los arrabales de las ciudades y el sake haría el resto para que desapareciese una cultura ancestral de lo agro.

Descubrió en esa debacle de pequeñas hiroshimas lo que era realmente la agricultura “no es la producción de alimentos sino el cultivo y perfeccionamiento de los humanos”.

Se desprendió de todo y se hizo uno con la tierra surgiendo de su proyecto de cultivo una granja que se convirtió en un icono planetario, de todos aquellos que también querían oponerse a la apisonadora. Su agricultura natural dio la vuelta al mundo en las manos de muchos agricultores que empezaron a observar desde el silencio de una vida simple el cómo la naturaleza ordena el mundo, y las manos de Fukuoka se multiplicaron por miles y sus mensajes se hicieron recordatorio de un paraíso perdido:

“La gente ya no pone los pies en la tierra pelada. Sus manos se han alejado de hierbas y flores, no dirigen su mirada al Cielo, sus oídos están sordos al canto de los pájaros, su nariz se ha hecho insensible a causa de los humos de los tubos de escape y su lengua y su paladar han olvidado los sabores sencillos de la Naturaleza. Los cinco sentidos han crecido aislados del orden natural. La gente se ha alejado dos o tres escalones del hombre verdadero…

Los verdaderos gozos y deleites del hombre eran un éxtasis natural. Esto solo existe en la Naturaleza y se desvanece lejos de la Tierra. Un medio ambiente no puede existir fuera de la naturaleza, y así la agricultura deberá ser el fundamento para vivir. El retorno de toda la gente al campo para cultivar la tierra y crear aldeas de hombres verdaderos es el camino a seguir para la creación de ciudades ideales y naciones ideales”.

Masanobu Fukuoka

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La Educación Prohibida

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La Educación Prohibida

La escuela ha cumplido ya más de 200 años de existencia y es aún considerada la principal forma de acceso a la educación. Hoy en día, la escuela y la educación son conceptos ampliamente discutidos en foros académicos, políticas públicas, instituciones educativas, medios de comunicación y espacios de la sociedad civil. Desde su origen, la institución escolar ha estado caracterizada por estructuras y prácticas que hoy se consideran mayormente obsoletas y anacrónicas. Decimos que no acompañan las necesidades del Siglo XXI. Su principal falencia se encuentra en un diseño que no considera la naturaleza del aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el amor y los vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo.

A partir de estas reflexiones críticas han surgido, a lo largo de los años, propuestas y prácticas que pensaron y piensan la educación de una forma diferente. «La Educación Prohibida» es una película documental que propone recuperar muchas de ellas, explorar sus ideas y visibilizar aquellas experiencias que se han atrevido a cambiar las estructuras del modelo educativo de la escuela tradicional.

Más de 90 entrevistas a educadores, académicos, profesionales, autores, madres y padres; un recorrido por 8 países de Iberoamérica pasando por 45 experiencias educativas no convencionales; más de 25.000 seguidores en las redes sociales antes de su estreno y un total de 704 coproductores que participaron en su financiación colectiva, convirtieron a «La Educación Prohibida» en un fenómeno único. Un proyecto totalmente independiente de una magnitud inédita, que da cuenta de la necesidad latente del crecimiento y surgimiento de nuevas formas de educación.

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A quine aboga por la expulsión

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A quien aboga por la expulsión

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Al comentarista anónimo que clama contra el islam y aboga por la expulsión de todos los árabes y/o musulmanes del país.

Comentarista anónimo:
Los tiempos que añoras no van a volver. Seguramente tu vida es peor que antes, por muchas razones además del terrorismo. Seguramente te cuesta habituarte a diversas incertidumbres, la personal, la económica. Todo es más difícil, no puedes fiarte de nada. Miras a tu alrededor y además están ellos. Gente diferente, percibes, musulmanes que tienen carnicerías halal y hacen el ramadán una vez al año, mujeres con velo, jóvenes que hablan árabe por el móvil. Algunas personas que practican el Islam, una parte mínima, han cometido actos tremendos. Sobre todo contra otras personas de su misma religión, y que hablan, como esos vecinos diferentes, variantes del árabe. También en tu ciudad, comentarista anónimo, por las calles que tantas veces has transitado, en lugares donde podías haber estado tú. ¿Cómo no estar asustado?
Lo que corresponde ahora, en tu opinión, es expulsarlos a todos. No me queda claro, comentarista anónimo, si son los árabes los que deben irse, o los musulmanes. O los árabes musulmanes, o cualquiera que tú consideres que podría ser árabe o musulmán. Quisiera, para empezar, comentarte, que no todos los musulmanes son árabes, ni todos los árabes son musulmanes. Ya que estamos, te aclaro que no todos los musulmanes son practicantes, de los practicantes solo una parte son islamistas, y la inmensa mayoría de estos últimos no son terroristas. Siento la necesidad de explicártelo porque no parece que lo sepas.
Comentarista anónimo, tu ignorancia no es del todo responsabilidad tuya. Primero falló el sistema educativo, más preocupado de que aprendieras los reyes godos, de que memorizaras ríos y afluentes que de instruirte sobre el mundo en el que vives. Tienes un continente aquí al lado, del que desconoces todo. No sabes nada de la gente que allí vive, de la expropiación de recursos y vidas que aún sigue sucediendo, de sus luchas y resistencias, y como no sabes nada de ellos, ni siquiera puedes pensarlos como personas, y por ello no empatizas, y es así como solo les ves como invasores o, en el mejor de los casos, como víctimas para las que no hay lugar. Una víctima, así, sin más biografía, no es una persona. Quizás comentarista anónimo, acabaste hasta la universidad, sin saber lo más mínimo sobre la segunda religión monoteísta del mundo. No ya sobre la religión, aquí no es la religión lo importante, es la gente que la practica y cómo son sus vidas. ¿Qué te contaron de las personas de tradición islámica en la escuela? ¿qué sabes de la historia de sus países, de su vida cotidiana? ¿Qué sabes de las personas musulmanas que viven aquí? ¿qué sabes de los árabes más allá de que muchos de ellos practican el Islam?
Comentarista anónimo, encima los medios masivos de comunicación no ayudan. La mayor parte de los periodistas fueron (mal) educados del mismo modo que tú, el foco puesto en un nosotros “occidental” del que éramos el Sur, y afuera todo sombras y campos de saqueo, espacios de impunidad. Periodistas que cuanto menos saben con más firmeza proclaman mierda eficazmente expandida por la caja de resonancia privilegiada que son los medios. Medios de comunicación que pueden dedicar páginas dobles a la ropa que llevaba Letizia en la última recepción real, reportajes al forúnculo de un afamado futbolista, pero para los que África no existe, y Latinoamérica o el mundo árabe existen en la medida en que interese a sus accionistas.
En nada ayudó tampoco la socialdemocracia, comentarista anónimo. En lo económico asumieron las prácticas del liberalismo, dejaron que el Estado de Bienestar se achicase, que el trabajo se hiciera un bien escaso y mal pago, que la vivienda fuera un lujo, y cuando los empobrecidos locales empezaron a percibir a los empobrecidos foráneos como enemigos, como competidores por los recursos, los progresistas en el poder les dijeron: está feo ser racistas e imprimieron muchas pegatinas en las que ponía: “somos diferentes, somos iguales”. Y hasta ahí llegó la cosa. Bajo lo políticamente correcto se incubó toda esa mierda que ahora brota en forma de comentarios anónimos en todos los medios. Los socioliberales tuvieron la flojera de trabajar mucho el discurso, y poco la educación, y mucho menos las realidades materiales. Entre sus grandes proclamas por la igualdad dejaron que se extendieran páramos de exclusión, desigualdad real y cotidiana, con jóvenes sin lugar ni futuro, listos para alistarse a una causa que dé sentido a sus vidas vacías.
Comentarista anónimo, por cada comentario tuyo identificando a todos los musulmanes como el enemigo tras un atentado, hay un comentario de otro tipo anónimo, que culpa a todo Occidente de la situación del mundo musulmán, de los millones de muertos en Irak, de la guerra interminable en Afganistán, de la situación en Palestina. Los dos sois igual de útiles para unas élites que lo único que están dispuestas a repartir es odio. Los dos basáis vuestros “nosotros” y “ellos” en una ignorancia muy funcional al poder. Pero “ellos” estarás pensando, comentarista anónimo, vienen aquí y nos matan, mientras “nosotros” no vamos a sus países a matarlos. Hay muchas formas de matar, comentarista anónimo. Matan las guerras ilegales, matan las armas de cuya venta se benefician tus élites, matan los discursos del odio financiados con el simpático dinero de los saudíes, con los que ufanamente comercian nuestros gobiernos.
Comentarista anónimo, siento tristeza, porque sé que eres una persona. No eres un “islamófobo”, o un “racista” o un ser abstracto a quien tenga que combatir con discursos. No eres un idiota ajeno del que burlarme en las redes sociales. Eres mi vecina de arriba, mi primo, mi compañero de la facultad, mi amiga de la infancia. Eres quizás la señora que le acarició la mejilla a mi hija pequeña, el joven que fue a donar sangre justo después de los atentados. Siento mucha tristeza y mucho miedo, porque lo que tú dices, no son ideas peregrinas de gente radicalizada, racismos bárbaros de iletrados. Lo que tú dices, es cada vez más el sentido común de estos tiempos. Y es de este sentido común, tan bien alimentado de ignorancia y desinformación, al que solo alcanzamos a poner parches discursivos, del que brotarán los peores fascismos. Ya lo estamos viendo.

¡Cordura!

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Sw. Veet Agustin