No es precisamente elegir el mejor platillo en un restaurante, tampoco buscar el mejor empleo y el más remunerado. No, amarse no es precisamente relacionarse con las mejores amistades y convivir en círculos sin vicio ni conflicto.
Ese tipo de amor es una especie de supervivencia; Estar «bien» con los demás aparentemente es estar bien con uno mismo.
Pero Amarse en realidad significa aprender a dejar de juzgar tu cuerpo y apariencia, cuidarlo, procurarlo y admirarlo.
Amarse es dejar de reprocharte por tus errores del pasado, dejando de justificar que todo el mal que existe en tu vida así lo mereces.
Amarse es perdonarse por aquello que no supiste aprovechar en el camino, por todo de lo cuál te arrepientes, por todos tus errores.
Amarse es dejar de ser víctima y quedarte en el fondo de la angustia, dejar de buscar quien te salve de tu trágica historia, ajustarte los pantalones y tener el valor de ir por lo que quieres.