listado de obras clasicas que tratan enfermedades

musicoterapia

Listado de obras clásicas que tratan enfermedades

¿Que es Musicoterapia? obras clásicas para hipertensión dolor de técnica terapéutica que utiliza la música para tratar enfermedades…

musicoterapia

La músicoterapia es una técnica terapéutica que utiliza la música en todas sus formas con participación activa o receptiva por parte del paciente (Congreso Mundial de Musicoterapia, París, 1974).

Todos nosotros sabemos reconocer cuándo una canción nos parece “alegre” o nos parece “triste”. Generalmente asociamos nuestro estado de ánimo a la melodía de numerosas obras de todo tipo. Pues bien, precisamente la musicoterapia recurre a estas melodías como método para curar o reducir diversos problemas de salud.

La idea de base es reconocer que gran parte de las enfermedades tienen su origen en el cerebro, quien luego transmite a una parte del cuerpo un estímulo determinado que reproduce una enfermedad. Con la musicoterapia se intenta hacer llegar al cerebro unos estímulos que le lleven a una relajación o anulación de los que reproducen la enfermedad a través de diversas melodías con las que se pueden conseguir efectos sorprendentes.

Aunque la musicoterapia ya se conoce desde la antigüedad, en los años 40 de nuestro siglo se utiliza como rama de medicina recuperativa, que con efectos fisiológicos, afectivos y mentales, contribuyendo a un equilibrio piscofísico de las personas. Hoy en día se aplica fundamentalmente en desequilibrios nerviosos, influye positivamente sobre el corazón y pulmones, alcoholismo, drogas y como prevención de suicidios, aunque todavía es necesario profundizar mucho más en el tema.

El esquema básico de trabajo en esta disciplina contempla tres aspectos: la interacción positiva del paciente con otros seres, la autoestima y el empleo del ritmo como elemento generador de energía y orden. La musicoterapia actúa como motivación para el desarrollo de autoestima, con técnicas que provoquen en el individuo sentimientos de autorrealización, autoconfianza, autosatisfacción y mucha seguridad en sí mismo. El ritmo, elemento básico, dinámico y potente en la música, es el estímulo orientador de procesos psicomotores que promueven la ejecución de movimientos controlados: desplazamientos para tomar conciencia del espacio vivenciados a través del propio cuerpo.

La herramienta sonora más poderosa según muchos terapeutas del sonido es el canto de armónicos. A través de nuestras propias voces, podemos proyectar a la parte enferma la frecuencia de resonancia correcta, y devolver su frecuencia normal. Según Jonh Beaulieu, la entonación de armónicos afecta incluso al flujo de la kundalini de las tradiciones místicas. Tema muy relacionado con los mantrams tibetanos realizados para limpiar los chakras y despertar su energía para alcanzar la iluminación.

Aquí os dejamos una lista de obras clásicas y su virtud por si os interesa:

También te puede interesar leer: Práctica para fortalecer el sistema inmunológico

Insomnio:

a terapia musical dio resultados científicamente comprobados en el año de 1930, en la ciudad de Nueva York, a partir de ahí se da el siguiente concepto terapéutico:

La acción de la música es una eficaz terapia que actúa sobre el sistema nervioso y en las crisis emocionales, aumentando o disminuyendo las secreciones glandulares, activando (o disminuyendo) la circulación de la sangre y, por consiguiente, regulando la tensión arterial.

La música influye en nuestra mente y en nuestro organismo mediante la creación de emociones. Cualquier pieza musical puede influir ya sea de manera negativa o positiva, tanto puede causarnos depresión, angustia, estrés, ansiedad o ira, como puede relajarnos, causarnos alegría o equilibrio psíquico.

No hace falta saber de música para saber como influye cualquier pieza en nuestro organismo, basta con sentir que tipo de emociones despierta en nosotros. Las emociones negativas liberan sustancias químicas en nuestro organismo que obstaculizan su funcionamiento, las emociones positivas liberan sustancias positivas que colaboran a su buen funcionamiento.

La música actúa dentro de nosotros, de nuestra mente por medio de vibraciones naturales que participan en cualquier tipo de materia. En este caso, estas vibraciones se filtran en nuestra mente y a su vez esta envía la orden a afectando a nuestro organismo.

De esta manera, tenemos que la música puede curar daños como desequilibrios nerviosos, influye sobre el corazón y los pulmones, y más allá de cualquier enfermedad, también actúa positivamente sobre casos de alcoholismo, tabaquismo, drogas y hasta la prevención de suicidios.

La música posee las cualidades de una droga, positivamente hablando, ya que tiene la capacidad de estimular o reprimir funciones del organismo. Al mismo tiempo, la música dispone de un tipo de lenguaje que es imposible convertir en palabras. Es un lenguaje único que solamente se puede interpretar por medio de la energía y la vibración, si nosotros no tenemos este conocimiento en conciencia, nuestra mente y nuestro cuerpo si, nuestro espíritu también, así que basta una pieza musical para que mente, cuerpo y espíritu actúen solos.

Por eso, más allá del misticismo y la espiritualidad, se encuentra la ciencia, la cual a adoptado a la música como una forma de curación en los tratamientos de psicoterapia moderna.

Los cuatro tratamientos más utilizados en la terapéutica musical son:

La audición pasiva
La audición activa
La interpretación
La labor creadora

El principal valor terapéutico de la musicoterapia reside en su influencia sobre las distintas emociones. También ejerce efectos sobre el metabolismo, la presión el pulso y el volumen sanguíneo, la energía muscular, la respiración y las secreciones internas.

La terapia musical puede utilizarse para despertar la atención y prolongar la duración de la misma, así como para estimular las facultades de asociación y la potencia imaginativa.

También es excelente para producir escapes socialmente aceptables, asimismo, influye en la persona estimulando la confianza en sí misma

La música añade ayuda a superar depresiones psíquicas, aliviar el insomnio y la tensión nerviosa y sobre todo, desvía la atención del paciente a disminuir su angustia.

La música nos permite despertar el sentido de unidad, de integración social, ayudándonos a comprender y aceptar las ideas ajenas.

Pero la música es mucho más que una terapia, la música consigue lo que difícilmente se consigue por medio directo de la ciencia o las religiones, la música eleva el nivel emocional de la mente humana, proyectándola al infinito.

Este tipo de terapia también tiene sus limitaciones, y no hay reglas establecidas, es decir, una pieza musical que puede ser de beneficio para una persona, puede ser perjudicial para otra.

La terapia musical no tiene efectos secundarios si se aplica profesionalmente dentro de la medicina.

Antes de iniciar con nuestra sesión de musicoterapia, es necesario que el cuerpo tenga esta disposición, es decir, tenemos que alcanzar un cierto nivel de relajación.

En este proceso, la respiración juega un papel muy importante, a continuación describiremos la forma correcta de respirar.

Una vez terminado todo el proceso de relajación, procederemos a comprobar que todo nuestro cuerpo esté verdaderamente relajado haciendo otras 10 respiraciones más, largas y profundas, llenando completamente los pulmones de aire, haz una pausa de 5 minutos y procurando que nuestra mente permanezca en blanco.

Poco a poco vamos abandonando el estado de relajación completa, y nos vamos incorporando nuevamente a la vida normal, inspirando la mayor cantidad posible de aire en cada respiración.
Poco a poco vamos moviendo nuestro cuerpo, lentamente hasta llegar a un nivel normal.

¡Escucha música sanadora!

Logo-gris--2-trans-400
Sw. Veet Agustin

Compartido en por:

Visto en la web

Los científicos descubren que esta oración sana enfermedades

salud8

Los científicos descubren que esta oración sana enfermedades

salud8

Los especialistas en programación neurolingüística, siempre han afirmado con absoluta certeza, que el poder de la palabra es milagroso. El tan solo hecho de decir algo, afirmarlo y repetirlo de manera segura, hará que tal hecho suceda casi milagrosamente, siempre y cuando la palabra sea dicha con mucha fe. El mundo de la ciencia se ha visto paralizado frente a esta poderosa oración que cura enfermedades; tanto ha sido así, que los mismos científicos se arrodillan ante dicha oración.

Sin duda alguna, para muchos está comprobado que el poder de la fe es milagroso. El hecho de pedir algo y confiar en que dicho pedido se materializará en nuestra vida, es el primer paso para conseguir todo lo que queremos y necesitamos. Así lo dicen la misma Ley de Atracción y el reconocido dicho “Pide y se te dará”.

Mira a continuación, cual es la poderosa oración que cura enfermedades, ante la cual tanto religiosos como científicos han quedado totalmente cautivados debido a su alto nivel de efectividad.

Esta oración que cura enfermedades ha cautivado a millones de fieles alrededor del mundo debido a su enorme efectividad, y es por esto que la ciencia también se arrodilla ante las palabras que te mostraremos a continuación.
Hace tan solo unos pocos meses, el Dr. Andrew Newberg, especialista en investigación del Hospital Thomas Jefferson en Pennsylvania, ha revelado un prometedor estudio que ha realizado de manera secreta.

El Dr. Newberg, ha estudiado detalladamente durante mucho tiempo, las imágenes de resonancias magnéticas de aquellas personas que oran o meditan y los resultados han sido sorprendentes:

“Cuando miramos el funcionamiento del cerebro, todo apunta a que es fácilmente capaz de ajustarse a las prácticas religiosas y espirituales… Sólo tiene sentido si Dios está allá arriba y nosotros aquí abajo, que tengamos un cerebro que sea capaz de comunicarse con Dios, orándole y haciendo las cosas que el necesita que hagamos”, dice el doctor.

El Dr. Andrew, cristiano y científico, recomienda a todas las personas que no creen en ninguna deidad y a las que creen, que cada noche hagan esta poderosa oración que cura enfermedades, con mucha fe y total esperanza, tanto si el enfermo es uno, como también si se trata de ayudar a alguna otra persona cercana.

Mi buen Jesús, te alabo y adoro,
te amo con todo mi corazón
y agradezco tu entrega por nosotros en la Cruz,
acudo ante Ti sabiendo que estás siempre a nuestro lado
que todo lo ves, todo lo sabes y nunca abandonas.
Tú que concedes vida en abundancia
y eres médico verdadero y dador de salud,
Tú que eres el Buen Pastor y cuidas de tu rebaño
te ruego que desciendas y concedas tu protección y amparo
a este ser querido que tanto padece por su enfermedad,
apelo a tu infinito Amor, a tu bondad y clemencia,
y solicito la gracia de la salud para …… (nombre del enfermo).
Tú qué dijiste:
“Yo soy la Resurrección y la Vida”,
que recibiendo y llevando en Ti mismo nuestras enfermedades,
curabas las dolencias y males de cuantos se te acercaban;
a Ti acudo lleno de esperanza, lleno de seguridad,
para implorar de tu Sagrado y Divino Corazón.
Señor Jesús compasivo, que, al ciego de Jericó,
que sentado junto al camino te decía en alta voz:
“Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”,
le respondiste: “Recupera tu vista, tu fe te ha salvado”,
y al momento pudo ver,
te pido con toda mi fe: Señor, devuelve la salud a (Nombre del Enfermo).
Omnipotente y sempiterno Dios,
eterna salud de los que creen,
escúchanos en bien de tus siervos enfermos,
por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia;
a fin de que, recobrada la salud, te den en tu Iglesia
ferviente acción de gracias. Por Cristo Nuestro Señor. Así sea (Amén).

El Dr. Andrew afirma que la oración y la meditación son capaces de curar cualquier tipo de enfermedad dentro de nuestro organismo.

Oración sanad ora.

Logo-gris--2-trans-400
Sw. Veet Agustin

Compartido en por:

Cuarzo mistico

Deja los fármacos y empieza a acariciarte

cara

Deja los fármacos y empieza a acariciarte

cara

La mayoría de las veces en las que la cabeza molesta, se relaciona con algún sector de nuestro organismo.

Presionando algunos segundos en estas zonas y/o masajeandolas despacito, podremos no sólo entender qué es lo que no funciona en nosotras, sino también sanarnos.

Hay básicamente 4 puntos exactos que debes presionar durante unos 5 minutos para calmar jaquecas.

Presta atención.

lagrimales

1. Por encima de las lagrimales y debajo de las cejas.
Presiona el huesito. Y mientras duele toma aire profundamente. Retenlo unos segundos y exhala.

2. A los dos costados de la nariz, justo de cada lado de los orificios nasales.
Si hunde las yemas ligeramente, podrás notar unas cavidades craneales.
Presiona en ese punto con los dedos índice, colocándolos horizontalmente con respecto a la nariz. Mientras presiones y duela, inspira profundamente.
Retenlo iluminando la zona que te molesta y exhala expulsándolo de tu cuerpo.

3. Coloca un sólo indice de manera vertical en relación a la nariz, presionando justo sobre el hueso que sentirás debajo del pliegue que divide los orificios nasales y pegado al bozo, que se encuentra por encima de sus labios.
resiona.
Inspira y exhala.

4. Encima de tu pera y por debajo de tus labios  siempre sobre la misma linea vertical de la nariz), intenta encontrar el punto exacto de la molestia.

Sentirás que estás presionando las encías inferiores, pero en verdad, estarás conectándote con un nervio importante que conecta con la cabeza.

Aconsejo que también se estiren las orejas y estiren (haciendo monadas) tus rasgos faciales. Los puntos de las sienes suelen ser otro punto mas habitual.

Si la molestia no pasa, entonces masajea tu rostro en estos puntos que muestra el gráfico hasta encontrar el meollo de la cuestión!

Solo manifiesta el deseo de auto-sanarte y podrás conseguirlo.

Créeme, en 5 minutos podrás sanarte la molestia de cabeza que un medicamento sólo alcanzará a dormir levemente para volver a despertar, tal vez ahí mismo o en otro lugar.

Tomemos conciencia de que somos PODEROSOS! hagamos uso de él.

Compartido en Facebook

 Barcelona Alternativa

El cientifico chileno que asegura que vencio el cancer con una terapia complementaria

Dr-Marcelo-Bustamante

El cientifico chileno que asegura que vencio el cancer con una terapia complementaria

Marcelo Bustamante tenía dos meses de vida según sus médicos, pero le tomó seis eliminar su tumor con zeolita, veneno de escorpión azul y jugo de amalaki.

Los médicos no quieren hablar de esto. Al ser consultados diferentes especialistas e investigadores, declinaron referirse al tema, pero el hecho sigue ahí, destacando con luz propia. Se trata del caso de Marcelo Bustamante, el científico chileno que en solo seis meses logró curarse de cáncer de hígado a sí mismo con zeolita.

El 25 de julio de 2015, Bustamante -profesor titular de la Universidad de Ulm de Alemania, magíster en Bioquímica, doctorado en Biología Humana y postdoctorado en Genética Molecular- fue diagnosticado con cáncer de hígado en etapa 4. Se trataba de un tumor de 12 centímetros y los médicos fueron categóricos: no tenía más de dos meses de vida.

Dr-Marcelo-Bustamante

Dentro de sus investigaciones, previas a su enfermedad, había trabajado con células madre y células cancerosas, pero nunca tratando la enfermedad. A pesar de eso, tomó la decisión de buscar una salida: “Si no hacía el tratamiento me iba a morir igual, ¿Qué te queda en esa situación? Cuando te cierran todas las puertas y queda una ventanita abierta, tendrás que pasar como sea”, cuenta hoy desde Alemania, donde se encuentra investigando sobre este tratamiento en la Universidad de Ulm.

Entonces, buscando en la bibliografía publicada hasta el momento llegó a los tres elementos que se convertirían en su tratamiento: el mineral zeolita, veneno de escorpión azul y jugo de amalaki.

¿Cómo escogió los tres elementos del tratamiento?

Porque de alguna forma tenía estudios científicos, algunos más creíbles, otras menos, pero los tres tenían evidencia de que funcionaban en contra del cáncer. Si bien es cierto hay muchas rumores y cosas por el estilo, por ejemplo, que el palo negro sirve para algunos tipos de cáncer, pero escogí aquellos con alguna publicación seria, busqué cosas con un respaldo científico.

Los croatas tienen hartos estudios, los asiáticos. O sea, no hay mucho, no es una cosa que está lleno de bibliografía, pero hay alguna que dice que sí sirve en contra los mecanismos de acción de los tumores. De aquí para adelante obviamente hay que hacer estudios de largo aliento con pacientes, qué tipos de cáncer deben ser tratados con la medicina, todo hay que medirlo exactamente, y eso es lo que estamos haciendo aquí en Alemania.

La zeolita, explica Bustamante, alcaliniza las células neoplásicas, que lleva a una calcificación porque la zeolita entrega calcio, se calcifica. Agrega que el veneno de escorpión es similar en el sentido que actúa al mismo nivel, abriendo los canales de calcio y así la célula se llena de calcio y muere por muerte celular programada, apoptosis. Y, termina, el jugo de amalaki, funciona como un potente antiinflamatorio que evita que los tumores se sigan propagando.

Tras seis meses de tratamiento, Bustamante asegura que el tumor desapareció: “pero de ahí a mejorarse hay un trecho, te deja débil, me ha costado mínimo un año estar en la condición que estoy yo, el año pasado me dieron de alta acá en Alemania”.

La historia del científico que se curó a sí mismo en medio año llegó a los medios de comunicación y llamó la atención fuertemente de médicos y pacientes en busca de una recuperación.

A pesar de que asegura que existe evidencia que respalda los efectos de estos elementos contra el cáncer en modelos animales, parte de la comunidad científica sigue sin creer lo que dice: “Todavía hay médicos que son escépticos, a pesar de que uno ha mostrado el material que existe y que en animales ha resultado bien”.

A pesar de eso, otros sí confían en él y su descubrimiento, derivándole algunos pacientes con cáncer que necesitan una última oportunidad de superar la enfermedad. Estos, junto a otros pacientes, están recibiendo el mismo tratamiento que Bustamante, bajo su supervisión.

¿Cómo ha resultado la terapia en pacientes?

En general los resultados son esperanzadores, no lo catalogaría más allá de eso. La mayoría ha tenido resultados positivos, aunque ninguno se ha curado como yo, que haya salido completamente del cáncer. Pero no tengo ninguno que haya estado en 6 meses de tratamiento, la mayoría lleva 3 meses.

Los pacientes que se han controlado hasta este momento y que llevan 3 meses se sienten mejor, tienen más ánimo, incluso algunos que estaban postrados se levantaron, hacen sus cosas y algunos han disminuido el tamaño del tumor, han desaparecido metástasis y han bajado los marcadores tumorales, por eso son esperanzadores.

Para Bustamante, sería ideal poder trabajar en conjunto con los médicos: “Me interesa sobre todo que los colegas oncólogos pudiéramos hablar sin escepticismos y decir “pongamos al paciente al medio y no los egos personales”, quizás vamos a decir démosle quimio o radio y además un tratamiento complementario”.

A pesar de haber recibido pacientes, Bustamante es categórico al decir que no es un médico, pero sí alguien especializado entregando una terapia de elementos que se consideran suplementos alimenticios y no medicamentos: “No tienen ninguna regulación especial. Yo no soy médico, ni he dicho serlo, soy doctor en un tema que me compete porque quizás sé mucho más que los médicos del tema”.

¿Cree que hay un problema de ética al tratar pacientes?

Ética no, porque obviamente en los tratamientos experimentales le explicas al paciente, y en el caso mío no había nada que explicar, porque si me moría tenía que hacer algo. Con el resto de los pacientes podría ser, pero si es que fuera un ignorante del tratamiento. Si el paciente sabe y lo informo, el paciente es el que decide si toma el tratamiento o no lo toma. Le explico si le puede hacer daño, que tiene interacción con otras cosas, como la quimioterapia con platino, explicar más sería complicarle el esquema a los pacientes, si lo pinto muy difícil no va a entender nada, les doy una explicación simple donde ellos deciden. Lo puede usar o no, pero bajo su responsabilidad. Esto no es veneno, no es nada que en teoría le vaya a hacer mal, pero como no le puedo garantizar que se va a sanar, tampoco que será inocuo.

A pesar de los buenos resultados, Marcelo Bustamante es cuidadoso con el tratamiento y dice que no recomendaría que alguien lo tome sin la supervisión necesaria y asegura que se deben tomar ciertas precauciones: “A pesar de que la zeolita no tiene efectos adversos con la persona que no tenga otras patologías asociadas, las que sufren de trombosis deben tener cuidado, porque las zeolitas son coagulantes y podrían interferir con el tratamiento”. Agrega que no es recomendable consumirla en polvo porque al aspirarlo puede causar una fibrosis pulmonar, y recomienda las cápsulas. Por último, explica, “las zeolitas tienen que ser certificadas y con resolución sanitaria. Eso significa que esté probado que tienen el porcentaje de pureza y micronización que dicen, porque si no están bien purificadas no tiene mucha utilidad.

También te puede interesar leer: Los 12 alimentos que nos ayudan a vivir más años

¿Ha habido algún acercamiento de farmacéuticas para tomar el tratamiento?

Sí, hay dos por lo menos, que se han contactado conmigo, porque quieren conversar para comprar el tratamiento. Mi respuesta ha sido las dos veces negativa porque conozco el negocio y lo que van a hacer es hacer desaparecer el tratamiento para seguir vendiendo sus tratamientos. Sería catastrófico para las empresas que venden las quimioterapias. Esto cuesta alrededor de US$ 500 mensuales, quizás US$ 600 y una quimio cuesta no sé cuantos miles al mes. Cuánto se pierde.

Actualmente, Bustamante se encuentra en Alemania, trabajando en la Universidad de Ulm para establecer cómo funciona el tratamiento que lo curó, si algún elemento de los tres tiene mayor relevancia, si funcionan en conjunto y si hay algún tipo de cáncer en que funcione mejor y qué pacientes se pueden beneficiar de mejor manera.

¿Cuál es el escenario ideal para el futuro de este tratamiento?

Primero está el escenario de la investigación básica: Hay que saber ahora cómo funcionan estas moléculas, cuáles son los tipos de cáncer que se pueden tratar, o si es eficiente en todos, eso hay que averiguarlo, ese es el escenario de la investigación básica. Y el otro es el médico, que es tratar pacientes con este tratamiento y ver la reacción de ellos. Obviamente es bajo su responsabilidad, aunque no hay efectos secundarios, pero todos han dicho que no queda otra. Hay gente a la que la quimioterapia los está matando y no quieren morir por eso.

¿Le interesa que la terapia llegue a la gente entonces?

Sí, no estoy trabajando con fines de lucro. Es solo para que más gente tenga acceso a este tratamiento.

Se puede.

Logo-gris--2-trans-400
Sw. Veet Agustin

Compartido en por:

Cluster salud

Objeciones de una científica a la campaña contra las “pseudociencias”

salud2

Objeciones de una científica a la campaña contra las “pseudociencias”

En los últimos meses han proliferado las manifestaciones en contra de las llamadas  “pseudociencias”  en los medios de comunicación, muchas de ellas lideradas por la recientemente creada Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) y estimuladas por escándalos recientes, como el del niño italiano que murió porque sus padres no quisieron llevarle a un hospital para resolver una otitis, confiando en la homeopatía. A pesar de a que esta campaña  levanta muchas simpatías por presentarse como una defensa del rigor científico frente a la magia, me gustaría posicionarme  contra ella por diversas razones, ya que creo que esta persecución no está exenta, también, de riesgos.

salud2

Puedo decir que soy parte de la comunidad científica, ya que soy doctora en Físicas y gran parte de mi trabajo en la universidad es la investigación y la publicación en revistas científicas. Sin embargo, esta campaña contra lo que tildan de pseudociencias me rechina profundamente. Me recuerda a los habituales intentos de las Academias de protegerse contra los paradigmas nuevos que rompen sus esquemas, esos paradigmas que, después, son la base de los avances científicos realmente revolucionarios.

Mi posición personal ante este tema se podría ilustrar con una anécdota que se atribuye a    Galileo. De él se dice que tiró dos bolas similares, una de metal y otra de madera, delante de sus maestros para demostrar que, en contra de la “verdad” de la teoría de Aristóteles, las dos bolas caían a la vez. Yo tengo una experiencia muy directa de la efectividad de los tratamientos homeopáticos en mi persona y en dos enfermedades que la medicina oficial trata de crónicas e incurables (asma y psoriasis). Si no fuera porque mi caso es realmente llamativo, porque la mejora fue muy rápida y no se puede atribuir otra causa y porque pasé décadas con estas enfermedades en un peregrinaje por diferentes médicos públicos y privados, quizá también   pensaría que la homeopatía es una “pseudociencia” y que todas esas cosas de las terapias alternativas son bobadas. Pero mi “bola de madera” ha caído exactamente al mismo tiempo que mi “bola de metal”, y por más que repito el experimento el resultado es el mismo ¿Qué debe hacer una buena científica? ¿Rechazar su experiencia para hacer caso a la teoría establecida? ¿Hacer mala ciencia, es decir, amañar y olvidar los datos incómodos que no cuadran con los esquemas preconcebidos para que la teoría parezca correcta?

Cada vez hay más personas que utilizan este tipo de terapias alternativas y acudir a ellas supone un riesgo: sobre todo el de perder tiempo y dinero; pero resulta muy   poco científico decir que todo lo que ofrecen son timos sin haber estudiado escrupulosamente todos los casos (como el mío) cosa que, evidentemente, requiere un esfuerzo enorme y no se ha hecho. Resulta llamativo que, tanto la APETP como numerosos artículos aparecidos recientemente , hablen  taxativamente de que todas estas terapias son inútiles y todos los casos positivos son debidos al efecto placebo, sin dejar el mejor resquicio para la duda.

Esa no es la forma de hablar de los científicos cuando hacen buena ciencia. Los científicos del IPCC, por ejemplo, ha dedicado décadas a proyectos de investigación sobre la relación entre el cambio climático y las emisiones antropogénicas, y  hablan de que “es muy posible que sea causado por los seres humanos” y de que haya “ más del 90 % de certeza” de ello, etc. Sorprende que los médicos de la APETP, sin embargo, puedan resolver de un plumazo  y con una evidencia absoluta la relación entre cientos de terapias alternativas y cientos de enfermedades sobre miles o millones de enfermos  después de unos pocos estudios.

Además, estas campañas están constatemente acudiendo a razones emocionales y estableciendo una lucha entre “los que creen en las pseudociencias” y “los que creen en la ciencia” que me resulta espantosamente acientifica. La ciencia no necesita acólitos que crean en ella ni tribus que se vistan con sus colores, porque la ciencia no es fe, es simplemente un método para interpretar y conocer la realidad y no debería utilizarse como un estandarte  para luchar contra “el otro”. Esto se parece más a una campaña orquestada contra  ciertas tendencias que no gustan  a alguien  (¿quizá a la industria química?) que  está utilizando el prestigio de lo científico para luchar contra sus particulares enemigos. Esto no es hacer buena ciencia ni fomentar el espíritu científico, es, simplemente, marketing.

Por ello, el papel de los médicos ante todas estas terapias alternativas, a mi juicio, no puede ser el de convertirse en una institución censora que le diga a la gente lo que tiene que creer y debería limitarse a dos aspectos. El primero sería insistir públicamente en que se  busque siempre primero un diagnóstico en la medicina oficial, se acuda a los hospitales en los casos agudos y  no se abandonen los tratamientos  convencionales sin ser muy conscientes de los riesgos (y no se haga en menores de edad). También se debería vigilar que no se vendan sustancias prohibidas por la legislación, cosa que ya se hace. Pero el segundo aspecto que deberían tener en cuenta los médicos es preguntarse en qué están fallando ellos o en qué están acertando los otros  para que este tipo de cosas tengan cada día más aceptación.

El riesgo que suponen estas terapias viene, sobre todo, del hecho de que se rechace la medicina oficial por su culpa. Lo realmente peligroso  es que aparezcan gurús que prometan curarlo absolutamente todo con los remedios que ellos venden y que absolutamente todo lo que hace la medicina oficial es pernicioso. Porque el problema es ese absolutamente todo, ese creer que “mi” teoría particular es la mejor y la única y que, además, lo cura todo. De poder caer en este error, por cierto, tampoco se libra la medicina académica que debe reconocer que no lo sabe todo, que todavía tiene mucho que aprender e investigar y que, evidentemente, hay muchas enfermedades que no cura.

Es esa modestia del que sabe que no sabe la que hace avanzar  la ciencia, ya sea por los cauces oficiales o por los extraoficiales. Porque la historia de la ciencia está llena de avances surgidos en sus límites, en muchas ocasiones rallando el absurdo, el arte o la magia; y se han descubierto muchos hechos reveladores a  través de  creencias erróneas. Prohibir a toda “terapia experimento” que dé la impresión de no ser efectiva o que haya sido desacreditada por algún estudio (quizá interesado) supone que nos privamos de descubrir cosas nuevas; supone no dejar que personas inquietas (algunas de ellas con formación científica y con buena voluntad, otras no) acumulen experiencias que quizá en el futuro sean de gran valor para la medicina.

La medicina oficial también tiene todavía muchas cosas que aprender y tiene que reconocer que hay muchas personas enfermas a las que no sabe cómo ayudar. Desde el siglo XX se ha avanzado enormemente en el tratamiento de las enfermedades infecciosas, en la cirugía y en el diagnóstico, pero la medicina actual está fracasando a la hora de dar respuesta, por ejemplo, a las enfermedades relacionadas con la contaminación  y a la hora de explicar el imparable aumento de las alergias y el cáncer. Quizá algún día esas mismas tendencias que ahora tacha de “pseudociencia” sean la clave de descubrimientos revolucionarios que permitan curar o evitar esas dolencias.

De hecho, no sería extraño que su fracaso ante el cáncer y las enfermedades ambientales se deba a su insistencia en curar casi exclusivamente mediante medicamentos químicos, lo cual no funciona en enfermedades cuyo origen es, precisamente, el abuso de la química. Sorprende, por cierto, que la APETP ponga tanto énfasis en que se prohíba la venta de sustancias cuyo único peligro, según ellos, es ser un placebo y no levante la voz contra la escandalosa venta de todo tipo de herbicidas, pesticidas, biocidas y disruptores endocrinos que se añaden  sin apenas control  a nuestros alimentos, ropa y productos de limpieza habiendo bastantes evidencias de sus efectos cancerígenos.

La ciencia médica está todavía muy enclaustrada en un paradigma reduccionista y  muy basada en el medicamento mientras los científicos más lúcidos están viendo que necesitamos superar el reduccionismo para avanzar hacia una ciencia  más sistémica. La medicina oficial se comporta demasiadas veces como el mecánico de un coche que, si falla una pieza,  la sustituye por otra y  ve demasiadas pocas veces el cuerpo como lo que es: un organismo con una complejísima capacidad de autorregulación y regeneración. Las medicinas “alternativas” suelen incidir precisamente en esos aspectos donde falla la oficial: ser más sistémicas, no abusar tanto del medicamento y ver el cuerpo-mente-persona como una unidad. De hecho, lo que muchas de ellas hacen no es curar sino, simplemente, poner al cuerpo en un estado de bienestar que permita que todos esos complejísimos mecanismos de regeneración  se pongan en marcha. Al fin y al cabo, el propio Hipocrates,  padre de la medicina occidental, ya decía que es el cuerpo el que cura, no el doctor.

Si hablamos de que algo es terapéutico cuando consigue ayudar al cuerpo a recuperar su equilibrio, todo lo que permita que la persona mejore la gestión de sus emociones, la colocación de su cuerpo o sus hábitos psicológicos  puede ser visto como terapia, sin que tenga por qué ser demostrable objetivamente o estrictamente científico. No todo en la cultura humana puede ni debe ser probado mediante la experimentación científica. El arte no es demostrable objetivamente pero es necesario para el ser humano y desde hace milenios sabemos que puede ser curativo (aunque también sabemos que no lo puede curar absolutamente todo). ¿Hay alguna diferencia entre la risoterapia actual y la comedia de siempre, o entre la musicoterapia y la música que desde hace milenios cura el alma humana?

Recuperemos un poco la cordura y no caigamos en ninguno de los extremos aberrantes del “yo lo sé todo”. Se debe insistir en la importancia de acudir en primer lugar al médico y al hospital, pero no se puede prohibir que las personas enfermas a las que la medicina oficial falla experimenten por otros caminos. Se debe exigir rigor científico a lo que es ciencia, pero también ser debe admitir que el método científico no se puede aplicar a todo. Se debe tener respeto por el conocimiento acumulado por las Academias durante milenios, pero no se puede prohibir avanzar a todas las personas que deciden alejarse de los caminos trillados para buscar nuevas explicaciones de la realidad.

Un poco de cordura viene bien.

Logo-gris--2-trans-400
Sw. Veet Agustin

Compartido por:

Habas contadas