¿Eres sumiso y complaciente con tu ego?
Hace tiempo se llegó un hombre muy vanidoso a nuestra Dergah y, durante la oración, en lugar de inclinarse y postrarse con nosotros, se sentaba en un rincón de medio lado y bostezaba.
Al cabo de unos días así, mi maestro lo llamó y le dijo:
– Llevas algún tiempo en mi casa, pero sin embargo te aburre lo que hacemos, por tanto ¿qué has venido a hacer aquí? – El extranjero, después de pensarlo un rato, finalmente contestó:
– He venido buscando la iluminación – A lo que mi maestro replicó:
– La puerta hacia la iluminación es muy baja, y nadie puede entrar sin agachar la cabeza. Por tanto, ¿por qué te muestras altivo y distante frente a Ella, pero eres sumiso y complaciente con tu ego?
Mientras sigas adorándote a ti mismo, no podrás ver las maravillas de las que yo hablo. Tan solo te quedarás con nosotros un tiempo y después buscarás otro lugar para bostezar. La hierba se inclina ante el viento, mientras el árbol es abatido. Si no te postras con nosotros, no podrás beber de nuestra fuente.