La semilla de la IRA

-«Si te enfadas con facilidad puede ser porque la semilla de la ira de tu interior ha sido regada con frecuencia durante muchos años, y tú has permitido, por desgracia, que se regara, o incluso lo has fomentado. Muchas otras personas, enfrentadas a la misma situación, no se enfadarían como tú. Escuchan las mismas palabras, observan las mismas cosas y, a pesar de todo, son capaces de mantenerse en calma y de no dejarse llevar.»..
Por eso debemos aprender a usar nuestra conciencia como un instrumento de transformación. La mente consciente, al liberarse, se convierte en la Maravillosa Sabiduría de la Observación, la que puede ver las cosas tal como son.
Los bodhisatvas sufren como todos nosotros, pero en ellos las sensaciones no originan apego ni aversión, sino interés, el deseo y la voluntad de permanecer en medio del sufrimiento y la confusión, y de actuar.

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Cuando un bodhisatva ve una bella flor, reconoce que es bella, pero también ve su naturaleza impermanente. Por eso no se apega. Experimenta una sensación agradable pero no crea una formación mental. La liberación no significa que reprima todas las sensaciones. Cuando entra en contacto con el agua caliente, sabe que es caliente. Las sensaciones son normales. En realidad estas sensaciones le ayudan a ser feliz, pero no es la clase de felicidad que está sujeta al dolor y a la ansiedad, sino a una felicidad que nutre.
Cuando realizas la práctica de respirar, sonreír, sentir el contacto del aire y el agua, esta clase de felicidad no te produce sufrimiento, sino que te ayuda a ser más fuerte y sano, a ser capaz de avanzar hacia la realización. La sensación que tenemos cuando vemos que la gente está oprimida o hambrienta puede suscitarnos interés, compasión y la voluntad de actuar con ecuanimidad, pero no con apego.

Fuente: El corazón de las enseñanzas de Buda – Thich Nhat Hanh

Ser capaz de avanzar hacia la realización.

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Sw. Veet Agustin