Las trece abuelas

Trece mujeres indígenas comenzaron una ‘revolución no-violenta’ al más puro estilo gandhiano hace diez años. Conscientes de que la unión hace la fuerza, decidieron crear lo que denominaron ‘Consejo Internacional de las Trece Abuelas Indígenas’, una alianza de voces que clamaría alto y claro por la defensa de los pueblos acallados, de los saberes tradicionales, de la naturaleza, y de las futuras generaciones.

Estas venerables abuelas se reunieron por primera en octubre de 2004 en la ciudad de Phoenix, cerca de Nueva York. Asistieron allí para dar respuesta a las antiguas profecías comunes a los pueblos que anunciaban un momento crítico para la humanidad. 

Procedentes de lugares tan heterogéneos como Alaska, Brasil, Nepal, Asia Central, Arizona, Tíbet, Nicaragua o México, pensaron que ellas y solo ellas podrían contribuir a «ayudar a las personas a descubrir la sabiduría y el poder que todos tenemos dentro». La clave: proponer la vuelta a “las culturas de la tierra” como solución urgente a la situación de crisis global.

A pesar de su diferencia de lenguas, culturas y razas, estas trece abuelas, de hasta 88 años, fueron reunidas, como señala su manifiesto fundacional, recogido en la página web Arboleda de Gaia, para “formar una nueva alianza común” basada en las tradiciones y en la sabiduría ancestral. Su objetivo: “defender la Tierra misma”.

En el escrito fundacional explican que “nuestro planeta está enfermo por los estragos de la gente, la contaminación, la deforestación, los abusos de poder, los celos y el odio”.

No se olvidan de mencionar enfermedades como el Sida, la malaria o el cáncer que consideran “pandemias” agravadas por el hambre, la pobreza. Y, en varios extractos de su escrito, reclaman la necesidad de que afloren de nuevo las ideas y las culturas, que consideran muertas.

Así, apoyadas por la sabiduría de los años, pensaron que su aportación era necesaria. Víctimas de enfermedades, guerras, pérdida de seres queridos y problemas económicos, entre otras dificultades, sus propias experiencias serían lecciones que tenían que compartir en primera persona. 

El poder de la palabra

En los últimos años, han recorrido el mundo para trabajar en esa ‘revolución pacífica’ mediante la palabra. Fueron nombradas Mujeres de Paz para la ONU; de hecho formaron parte del acto de celebración de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Además, fueron recibidas por el Dalai Lama y han visitado el Vaticano.

Y su periplo se mantiene. Actualmente trabajan para dar a conocer sus intenciones tanto a la clase política como a todos los ciudadanos del mundo a través de conferencias y publicaciones.

Quizás, el paradigma de la civilización europea se desplome y las culturas ancestrales de los pueblos de la Tierra vuelvan a recobrar la importancia que tenían en siglos atrás, como claman estas trece sabias ancianas.

Así es,lo hemos olvidado…

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Sw. Veet Agustin