Metanoia

Una de las ideas más profundas de la “enseñanza psicológica” de los Evangelios, que señalan que es posible lograr una transformación radical, permanente, es la “metanoia”.
Pero el hombre no puede alcanzar un nivel superior en sí mismo y permanecer en el, a menos que haya construido en si una “conexión de ideas” que gradualmente le elevan por sobre su nivel actual.
En este sentido, la idea del ‘Reino de los Cielos’ es una idea suprema. Representa un Bien más elevado. Se encuentra por sobre la vida visible, por encima de la “verdad material” y de las “teorías físicas”.
Y aunque se la conciba débilmente, da una nueva dirección a la mente del hombre, crea nuevas conexiones en sus pensamientos y sentimientos y abre nuevos medios de comunicación en su entendimiento.
La idea de la propia ‘evolución’, la de la ‘metanoia’ o transformación de la mente, y la idea del ‘Reino de los Cielos’, todas están conectadas y tienen una relación entre sí. Lo que se ha de entender es que a fin de que esta propia evolución y transformación comience, el hombre tiene que dejar de correr en pos de las pruebas que le aportan los sentidos. Ha de dejar de sacar deducciones de la naturaleza, de los fenómenos y de los acontecimientos y sucesos de la vida. Ha de dejar de ver en la vida externa todo el significado de su propia vida; también ha de dejar de hallar este significado fuera de sí mismo. Tampoco ha de ver la “voluntad de Dios” haciéndose en la vida del mundo.
Es preciso darse cuenta de que la persona que llega a la conclusión de que no puede haber nada de lo que la vida misma representa, y que no puede haber ‘Dios’ debido a las malas condiciones en que esta el mundo, se encuentra en la misma situación, psicológicamente hablando, que los discípulos de Jesús que pensaban que todo cuanto ocurre en la tierra se debe a la “voluntad de Dios”.
La idea de la metanoia y del Reino de los Cielos se encuentra en otra dirección: “El hombre ha de volver la espalda al mundo y verse a sí mismo…”
 
Maurice Nicoll
 
Esta frase señalada por Nicoll sintetiza la señal primera del verdadero desarrollo de cada hombre, el primer paso, el primer escalón en la escalera que lleva a un verdadero camino. Es la señal convergente e indicada por todos los llamados “Iniciados” a lo largo de toda la vida de la humanidad en el planeta.
Indudablemente la fuente original de los evangelios, contiene “fragmentos” de una enseñanza originada en fuentes conscientes. Pero con el transcurso de los siglos se ha deformado su mensaje y ha quedado enterrado su “saber original” al mezclarse con los acontecimientos mecánicos de la vida y de acuerdo a las leyes que la rigen y mantienen los acontecimientos en el planeta, desde la vida de cada uno de los hombres, hasta todos los acontecimientos históricos de la humanidad,
Sin embargo un “conocimiento superior” no desaparece, solo queda “escondido”, “esparcido” esperando que alguien pueda descifrarlo y utilizarlo, lo cual es su sentido. Juntando estos “fragmentos” existe la posibilidad de su comprensión, que es algo que siempre será nuevo, y vendrá en una concepción similar a lo que en los mismos evangelios se denomina como la “Buena Nueva”.
Este “conocimiento superior” ha sido lanzado a la vida en la tierra superando las leyes que mantienen las limitaciones de la condición humana, y con la “intención consciente” de llegar a “oídos que escuchen”, y “ojos que vean” su esencia, y puedan extraer su “utilidad”.
La belleza de la enseñanza consciente que se nos ha legado, que se mantiene desde siempre sembrada en la vida de los hombres y que se puede llegar a reconocer con mucho trabajo, esfuerzos y sacrificios, jamás termina de asombrarme. Mejorando así su comprensión cada vez que vuelvo continuamente al estudio de las “ideas esotéricas” que han estado siempre presentes en la historia de la Humanidad y que el Sr. Gurdjieff compiló y actualizó.
Indudablemente al asombro de tanta belleza, de tanta unidad que se descubre, se comprende que no puede haber un sistema o una estructura rígida y definida con un saber al nivel intelectual de una mente ordinaria. Todos los fragmentos de la enseñanza y de acuerdo a la comprensión de cada uno deben juntarse para crear una unidad, que con el trabajo en uno mismo se manifestará. Y para esto es indispensable un cambio radical de todo lo que se considera que uno “es” y de todo lo que se cree “saber”. El conocimiento verdadero señala el orden correcto de todas las cosas.
 
Marcel Ossandón N