Mientras el coronavirus se lleva la atención del mundo, están deforestando el Amazonas como nunca antes

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La deforestación en la selva amazónica de Brasil alcanzó un récord en el primer trimestre del año, mientras la atención mundial está puesta en la crisis del coronavirus.

Según los datos publicados el 8 de mayo por el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil, un total de 1.202 kilómetros cuadrados de bosque, un área de más de 20 veces el tamaño de Manhattan, fue arrasada entre enero y abril.

La agencia de investigación espacial, que utiliza imágenes satelitales para rastrear la destrucción, dijo que el área destruida en abril fue un 64% más grande que en el mismo período del año pasado. La agencia también descubrió que la destrucción del bosque por madereros ilegales y ganaderos aumentó en un 55% en los primeros cuatro meses de 2020, según BBC News, la cifra más alta en los primeros cuatro meses del año desde que comenzaron los registros mensuales en agosto de 2015.

La selva tropical, que cubre el noroeste de Brasil y se extiende hasta Colombia, Perú y otros países de América del Sur, es una reserva vital de carbono que ayuda a frenar el ritmo del calentamiento global, por lo que su destrucción es motivo de preocupación no solo entre los ambientalistas sino también de todos los habitantes del planeta.

La deforestación en la región se ha disparado desde que el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro asumió el cargo el año pasado, y los ambientalistas dicen que sus políticas y retórica alientan la actividad ilegal. Él niega esto, aunque ha argumentado en el pasado que más agricultura y minería en áreas protegidas del bosque son la única forma de sacar a la región de la pobreza.

Sin embargo, el problema solo parece empeorar, ya que los grupos conservacionistas dicen que se han desplegado menos agentes del gobierno en el área desde que comenzó el brote de coronavirus.

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Paulo Barreto, investigador principal del grupo de conservación sin fines de lucro Imazon, dijo:

La pandemia llevó a que hubiera menos agentes controlando y los madereros ilegales obviamente no se preocupan por el virus en áreas remotas del Amazonas.

Lo que va del 2020 es motivo de una especial preocupación, dado que la temporada alta habitual de deforestación generalmente comienza hacia fines de mayo.

Erika Berenguer, ecologista de las universidades de Oxford y Lancaster, dijo que a principios de año “no es el momento en que normalmente ocurre la deforestación porque está lloviendo y está lloviendo mucho”.

Con suerte, pronto se implementarán cambios y la tendencia devastadora comenzará a girar en la otra dirección.

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