No soy ...

mujer-hija

No voy a poder.
No sé hacerlo.
Soy demasiado joven, soy demasiado vieja, soy demasiado torpe.
Estoy muy delgada, estoy muy gorda.
Soy incapaz.
No sirvo para nada.
No puedo dejarlo.
Nadie me entiende.
Soy una inútil.
Me equivocaré.
He sufrido demasiado.
Ya no hay nada que hacer.
¿Mi falda es demasiado corta? ¿demasiado larga? ¿demasiados colores?
Mi nariz es demasiado grande, demasiado pequeña, demasiado torcida, demasiado todo. Como demasiado.
Como demasiado poco.
No soy creativa.
Estoy perdida.
No sé qué decir.
Nadie me escucha.
No lo conseguiré.
Soy demasiado educada, demasiado maleducada, demasiado seria, demasiado extrovertida.
¿Al bosque, sola?
¿Al mar, sola?
¿De viaje, sola?
¿De noche, sola?
No sé dónde ir.
Sola no puedo.
Debería haber estudiado más.
Debería haberme divertido más.
Me da vergüenza.
Soy tímida.
Soy celosa.
Soy neurótica.
Es normal que se enfaden conmigo.
Soy insoportable.
No puedo cambiar.
Tengo miedo.
Tengo miedo.
Tengo miedo.

Y así seguimos forjando la personalidad de nuestras hijas.

Y así cientos de Mujeres van apareciendo muertas.

Y así, el mundo se va apagando.

¡El cambio está en ti, YA!

¡El cambio eres tú!

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Sw. Veet Agustin