Una persona satisfecha no necesita desperdiciar su energía discutiendo

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Una persona negativa siempre está inquieta, porque no tiene nada; está vacía, enfadada, insatisfecha. Debido a su insatisfacción, su enfado y su vacío, se vuelve cada vez más vengativa y violenta. Una persona positiva, que ha tenido una experiencia, se vuelve cada vez más tranquila y silenciosa. No tiene nada que defender.

No tiene que decir nada; está tan satisfecha que no necesita desperdiciar su tiempo discutiendo. Se mantiene anclada en su propio centro. Y con el tiempo va afirmándose cada vez más, hasta el punto de olvidarse. No olvida solo la desdicha, sino también la dicha…, porque se acostumbra a ella…, respira dicha día y noche. Se convierte en su propio ser y olvida que es un ser dichoso, que está experimentando el éxtasis. Resulta tan natural como respirar, como el latido de su corazón.

Antes de que ocurra tendrás que hacer un esfuerzo —por compasión— para mostrar el camino a otros. Caminan a tientas, en la oscuridad, quieren que se abra una puerta. Están cansados de arrastrar cadenas y grilletes, quieren que alguien los ayude a liberarse, quieren alguien que les diga: «Sí, la libertad existe».

Se han vuelto desconfiados…, quizá la libertad sea un sueño, la dicha sea un sueño, el éxtasis sea un sueño. Mientras tanto las personas negativas les dicen que todo esto es pura imaginación, una hipnosis; que no es real. Pero en su fuero interno sienten un anhelo, aunque las personas negativas se hayan ocupado de distraer y corromper su mente.

Cualquier persona que haya tenido una experiencia (de iluminación) puede convertirse en una garantía que anime a los demás. Antes de quedarte totalmente satisfecho, tienes que ayudar a la gente… Para que sientan renacer la esperanza, abrir una ventana, descubrir puertas que no habían visto; darse cuenta de que estaban escuchando a la gente equivocada, bajo el influjo de la oscuridad negativa y sin poder abrir los ojos a la luz positiva.

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