Una rosa es una rosa, es una rosa

Una rosa es una rosa, es una rosa. ¿Cómo la vas a definir? Si dices que es hermosa, ¿acaso sabes qué es la belleza? ¿La ha definido alguien? No. Dicen que la belleza es indefinible. Si la comparas con otras rosas… ¿sabes que todo es incomparable? ¿Cómo puedes compararla con otras rosas? Esta rosa es esta rosa; no es otra rosa. ¿A qué viene traer aquí otras rosas?.

Y cuando traes otras rosas, tu mente se abarrota; entonces tienes muchas cosas en la mente y estas se convertirán en un obstáculo, y la rosa no podrá llegar hasta ti. Y era algo real; podría haberte penetrado. La rosa estaba lista para llamar a tu corazón, pero empezaste a pensar acerca de ella. Y para cuando estés de vuelta, la rosa ya no estará aquí, porque la rosa no esperará; se marchitará.
Ella tenía un mensaje que entregar, traía algo de lo desconocido. Pero este algo es muy delicado, no puede continuar estando ahí para siempre. Trajo algo del más allá; cada rosa lo trae. Cada mañana llega, y llama a vuestra puerta, pero a vosotros os encuentra siempre pensando. A través de la rosa, algo de lo desconocido, de lo Divino, algo de más allá del tiempo, penetra en el tiempo. Pero si piensas, te lo pierdes, porque al pensar te alejas, en cuanto te has puesto a pensar ya te has ido.
El filósofo piensa acerca de la rosa. El poeta siente acerca de la rosa. Y si tuvieras que decidirte, decídete siempre por el poeta; esta más cerca de la realidad que el filósofo. Y un místico, ni piensa ni siente; simplemente está en presencia de la rosa. Porque sentir también es alejarse; no tanto como pensar, pero sentir también es irse, porque sentir es también una clase de actividad.
Un místico simplemente está en presencia de la rosa. Sin actividad, sin pensar, sin sentir; sin corazón ni cabeza. Simplemente está ahí con la rosa. Los hindúes lo llaman satsang. Siempre que estés en presencia de un hombre que haya florecido (un buda, un Maestro), simplemente estate con él. No pienses, no sientas. Simplemente estate con él; simplemente con él, existe con él. Los hindúes lo llaman satsang: estar con la verdad. La palabra satsang quiere decir: estar en presencia de la verdad.
Una rosa está ahí; estate con ella. No crees ninguna actividad, sea burda o sutil. Pensar es una actividad más burda y sentir es una actividad más sutil. Pero sabes que el sentir puede desembocar en el pensar y el pensar puede convertirse en el sentir. Son convertibles, no están muy lejos lo uno de lo otro. El sentir es el pensar que está en camino, quizá la semilla, o más exactamente el germen; y el pensar es el árbol, pero el proceso no es diferente. El corazón y la cabeza no están muy alejados entre sí. Las cosas comienzan en el corazón e, inmediatamente, antes de que te hayas dado cuenta, han alcanzado la cabeza.